Culebra de escalera (Rhinechis scalaris antes Elaphe scalaris)
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Víbora Hocicuda
Otras especies
dos Un tres
 

Descripción:

Se trata de una culebra grande y robusta, llegando a alcanzar 1,60 m de longitud en algunos ejemplares. Tiene una cabeza muy bien diferenciada, fuerte y ancha. El hocico es muy prominente con respecto a la mandíbula inferior. La escama rostral es grande, visible y situada entre las dos internasales. Las escamas dorsales son brillantes y lisas, agradables al tacto. La cola es corta.
Aunque existe poca diferencia apreciable entre los sexos, los machos tienen la cabeza comparativamente más ancha, la cola también más ancha y larga (además las hembras poseen, de media, más escamas ventrales que sus compañeros).
Sin embargo, sí existen diferencias apreciables entre las distintas edades, así, los recién nacidos, miden entre 22 y 31 cm y poseen el típico diseño de escalera que da nombre a la especie, consistente en dos franjas longitudinales que parten de detrás de la cabeza y se mantienen paralelas a lo largo del cuerpo para acabar juntándose en la cola, simulando una escalera. El color de fondo es grisáceo-amarillento, poseen gran cantidad de manchas oscuras en los flancos y varias líneas negras en la cabeza que le confieren un diseño espectacular.
Los subadultos van adquiriendo un color más apagado y marrón-grisáceo, las líneas longitudinales se hacen más finas e interrumpidas, dando más la apariencia de una sucesión de H’s que de una verdadera escalera. Este diseño lo tienen aproximadamente con 50 cm de longitud.

 
 

Ejemplar adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris), 'paladeando' el aire con su lengua bífida.

 
  Ejemplar adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris), 'paladeando' el aire con su lengua bífida.  
 

A partir de de los 70 cm las culebras de escalera empiezan a perder los peldaños (las líneas transversales), aunque las hembras aguantan más tiempo con el diseño intermedio y es a partir de los 95 cm cuando tan sólo queda el diseño con las dos líneas longitudinales característico de los adultos.
En los adultos el color es amarillento o pardusco con las dos líneas paralelas longitudinales, en la cabeza presenta una banda que sale de detrás del ojo y acaba en la comisura de la boca, mientras que a veces mantienen, algo desdibujada, otra banda desde el ojo hasta la zona central de la boca. También se observan manchas oscuras en las escamas supralabiales. El color ventral es claro blanco-amarillento o gris, en ocasiones con algunas manchas oscuras. El iris de los adultos es marrón oscuro.

 
   
 

La culebra de escalera (Rhinechis scalaris) parece un ofidio escaso en los Montes de Valsaín, donde lo hemos encontrado en algunas zonas despejadas del  piso del robledal , como los alrededores de La Puerta de Cosíos.

 
  La culebra de escalera (Rhinechis scalaris) parece un ofidio escaso en los Montes de Valsaín, donde lo hemos encontrado en algunas zonas despejadas del piso del robledal , como los alrededores de La Puerta de Cosíos.  
 

En el área de estudio el adulto es inconfundible, aunque existe un diseño en la culebra viperina (natrix maura) llamado bilineata (con dos líneas longitudinales), jamás lo hemos visto en el Sistema Central. Los juveniles y recién nacidos, a menudo son confundidos con víboras, algo únicamente achacable al desconocimiento popular y al temor que provocan las culebras en el ser humano, lo que en ningún caso justifica su ejecución, como se hace sistemáticamente.

 
   
 

Macho adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) en actitud defensiva, apenas queda ya ningún rastro de las marcas transversales que formaban la escalera.

 
  Macho adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris) en actitud defensiva, apenas queda ya ningún rastro de las marcas transversales que formaban la escalera.  
 

Biología y ecología:

Aunque ocupa bastantes hábitats uno de los óptimos de la especie, sería terrenos despejados mediterráneos con matorrales, abundancia de muros y/o rocas en mosaicos de prados y cultivos. Aunque en la práctica lo hemos encontrado en el pie de monte de la sierra, en encinares aclarados, escombreras, sotos de ríos, prados húmedos, huertos,  eriales e incluso en urbanizaciones serranas. Siempre seleccionando hábitats con abundantes presas.  Si el terreno es muy seco, suelen estar en los sotos o linderos más húmedos. Hemos encontrado la especie hasta 1350 m de altitud en la Sierra de Guadarrama.
En los Montes de Valsaín parece una especie escasa, con alguna cita en las inmediaciones de Valsaín, de la Puerta del Venado, en las estribaciones del Cerro del Puerco y en las cercanías de la Fuente del Milano, siempre en prado, prado con encina o robledal (no nos consta en el pinar). Siendo bastante más abundante en los prados  por debajo de Matabueyes, Cabeza de Gatos y Cabeza Grande fuera de los Montes y a menor altura.

 
   
 

Ejemplar juvenil de culebra de escalera (Rhinechis scalaris), tanto el diseño del juvenil como su color es muy diferente al que presentará de adulto. Este diseño le hace pasar desapercibida en la época de su vida donde mayores peligros puenden acecharle.

 
  Ejemplar juvenil de culebra de escalera (Rhinechis scalaris), tanto el diseño del juvenil como su color es muy diferente al que presentará de adulto. Este diseño le hace pasar desapercibida en la época de su vida donde mayores peligros puenden acecharle.  
 

En la zona hiberna desde noviembre hasta marzo. Los machos se encuentran con mayor facilidad entre mayo y junio, mientras que las hembras en menor medida en esas fechas y en mayor medida en septiembre y octubre. La especie es mucho más difícil de encontrar en la Sierra de Guadarrama durante el mes de agosto (lo cual debe obedecer a cierta latencia estival). Aunque predominantemente es diurna, no duda en aprovechar el crepúsculo y las primeras horas de la noche en los días más tórridos de julio (en las que suelen gustar del calor del asfalto de las carreteras). Pasa mucho tiempo en reposo metido en huras o bajo grandes piedras. Según la bibliografía hace desplazamientos diarios de hasta 100 m, teniendo un espacio vital de más de una hectárea. Entre abril y julio (normalmente en mayo y junio) se producen las cópulas, que pueden durar hasta una hora y transcurrido un mes la hembra deposita entre 4 y 14 huevos bajo troncos, piedras, en huras o madrigueras, en la hojarasca o incluso en pequeños agujeros excavados por ella.

 
   
 

Detalle de la lengua bífida de un ejemplar adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). El olfato es uno de los órganos más desarrollados de esta especie.

 
  Detalle de la lengua bífida de un ejemplar adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). El olfato es uno de los órganos más desarrollados de esta especie.  
 

Los huevos son blancos de 26-33mm de anchura por 45-55mm de longitud, que en muchas ocasiones quedan adheridos entre sí. Según la bibliografía consultada, las hembras mantendrían cierto cuidado de la zona donde ha puesto los huevos al menos durante los primeros días. Parece ser que la mayoría de las hembras se reproducen anualmente. La eclosión de los huevos tiene lugar entre 1 y 2 meses y medio  ( de 55-69 días) después de la puesta. Suele ser en los últimos días de septiembre y los primeros de octubre. Las hembras alcanzan la madurez sexual a los 5 años con 65 cm, mientras que los machos, lo suelen hacer con 50 cm y menor edad. Los recién nacidos no suelen alimentarse antes de la primera muda.
En libertad se han confirmado longevidades de hasta 19 años.
Su alimentación es básicamente proporcionada por mamíferos o las crías de estos, especialmente, ratas, ratones, conejos, liebres, lirones, murciélagos, musarañas, topos y topillos a los que mata por constricción cuando son de un tamaño considerable. (Incomprensibles las confesiones que me han hecho algunos agricultores segovianos diciendo que no dejan una viva y sin embargo, regaban abundantemente sus campos de cultivo de veneno contra los topillos, amablemente subvencionado).

 
   
 

Detalle del diseño cefálico de un ejemplar juvenil de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). Los juveniles de esta especie demuestran una gran agresividad, aunque recordamos que se trata de una culebra totalmente inofensiva.

 
  Detalle del diseño cefálico de un ejemplar juvenil de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). Los juveniles de esta especie demuestran una gran agresividad, aunque recordamos que se trata de una culebra totalmente inofensiva.  
 

También depreda sobre nidos de abejarucos, aviones zapadores, mochuelos, abubillas, chochines, gorriones comunes y chillones, etc. Y más ocasionalmente sobre lagartijas colilargas y lagartos ocelados. Los individuos jóvenes comen insectos y crías de micromamíferos.
Tienen innumerables depredadores, entre los que destacan las águilas culebreras (una importante parte de la dieta de esta rapaz se basa en culebras de escalera y bastarda), ratoneros, águilas imperiales, milanos, culebras bastardas, zorros, gatos monteses y domésticos. Como curiosidad decir que es el ofidio que aparece en mayor proporción con la cola dañada, indicativo de la fuerte presión predatoria a la que está sometido.

 
 

De arriba a abajo y de izquierda a derecha podemos observar los diferentes diseños de la culebra de escalera (Rhinechis scalaris) a lo largo de su vida.

 
  De arriba a abajo y de izquierda a derecha podemos observar los diferentes diseños de la culebra de escalera (Rhinechis scalaris) a lo largo de su vida. Arriba izquierda, ejemplar juvenil, con diseño de escalera y coloración grisáceo-amarillenta.
Arriba derecha, ejemplar subadulto, el diseño de escalera permanece marcado pero la coloración se ha tornado más pardusca y el dibujo ya no es de un color negro tan vivo.
Abajo izquierda, ejemplar adulto, la coloración de fondo es ya prácticamente la definitiva, mientras que los marcas transversales se muestran ya muy desdibujadas.
Abajo derecha, ejemplar adulto de gran tamaño. Ya se han perdido las marcas transversales e incluso las líneas dorsales se encuentran poco marcadas.
 
 

Se trata de una especie absolutamente inofensiva, que no posee veneno y que además es muy huidiza, como todos los ofidios ibéricos. Su primera reacción es la huida a buena velocidad, si se siente acorralada dará una respuesta tanto más agresiva como mayor sea la temperatura ambiente, que consistirá básicamente, en erguir el cuello y cabeza, soltar fuertes silbidos y lanzar mordiscos si nos acercamos demasiado. Si se la agarra, vaciará un líquido maloliente de sus glándulas cloacales y morderá casi con seguridad, con una mordedura que sin ser especialmente fuerte y dolorosa, rasga la piel debido a los finos y agudos dientes que posee y que además se fracturan con facilidad. Si hemos sido mordidos no debemos esperar ninguna reacción alérgica pues no tiene veneno, simplemente debemos limpiar la herida con un desinfectante, ya que los ofidios suelen contener bacterias en la boca y dejar curar la herida, si es que se ha producido. Los individuos juveniles son más agresivos que los adultos.

Aunque todavía es una especie localmente abundante y una de las más comunes en el pie de monte de la Sierra de Guadarrama, sus principales amenazas son derivadas de la pérdida de hábitat, de las matanzas que ejerce el hombre sobre sus poblaciones de manera indiscriminada e injustificada (pues no sólo es inofensiva, como hemos visto, sino que además es bastante beneficiosa para los intereses de éste) y también, la muerte por atropellos en carreteras, por la costumbre de la especie de tomar calor, en las primeras y últimas horas del día, del asfalto.

 
   
 

Diseño ventral de un ejemplar adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). La coloración varía entre el blanco, el gris y el crema y a veces aparecen pequeñas manchas oscuras muy desdibujadas.

 
  Diseño ventral de un ejemplar adulto de culebra de escalera (Rhinechis scalaris). La coloración varía entre el blanco, el gris y el crema y a veces aparecen pequeñas manchas oscuras muy desdibujadas.  
   
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